En los últimos meses hemos sido retados más que nunca, el confinamiento, el cambio de hábitos y rutinas laborales, la actividad remota, la desconexión física de nuestros equipos sumado a la incertidumbre y al miedo para muchos, ha llevado a que nuestros clientes revelen un dolor y desde ahí una necesidad, motivar a sus colaboradores.

¿Es la motivación ese estado a activar? ¿Cómo inspirarme si no estoy motivado?

Aunque parecieran conceptos similares, la motivación y la inspiración distan de esto, son y se viven de forma diferente. La motivación necesita un motivo, algo que hale desde afuera y motive a hacer algo o actuar de una manera específica. Si quieres levantarte más temprano debes apelar a un motivo que te invite a hacerlo, tener más tiempo en tu día, sentirte más vital, ser la primera persona en felicitar a un amigo en su cumpleaños o ver ese evento que transmiten a la madrugada, entre otros. Por el contrario la inspiración surge en tu interior y te pone en un modo o estado de excitación, disfrute, te hace vibrar o te lleva a ser más productivo generando un propósito. La motivación es una fuerza que saca desde el exterior, la inspiración libera desde el interior, es más sensible, profunda y orgánica.

La motivación y la inspiración son importantes en nuestras vidas, ninguna más que la otra, pero en momentos tan adversos, el cerebro y las emociones nos bloquean y se hace más difícil encontrar o leer esos motivadores en nuestra cotidianidad por el pesimismo, la duda o el no saber qué va a pasar con nosotros. Por eso debemos ser más consientes, buscar en nuestro interior esa chispa que nos inspire, ya sea influenciada por testimonios, libros, frases, un dibujo, una acción, una persona o una canción, hacer evidente y abrazar un propósito que te llevará a sentir que lo puedes todo.

Con ejercicios de improvisación escénica podemos entrenar la espontaneidad, ese momento que no puede esperar a ser perfecto o adecuando, la impro te entrena para dejarte contagiar de todo lo que te rodea, a inspirarte con el más mínimo detalle y crear desde la imaginación. La espontaneidad es una habilidad que se ejercita y sumada a otros códigos y su experimentación te hace más sensible y receptivo(a) a dejarte inspirar.

Finalmente, no podemos dejar de buscar eso que nos motiva, permitir que nos enganche y nos saque a la acción; mientras esto llega podemos elegir la actitud, nuestro gran súper poder, esa decisión consciente que nada tiene que ver con nuestro estado de ánimo. Una opción personal y única que me invita a actuar.

Boti Monsalve – Senior Coach Kaboom!

 

Imagen: JComp